Columna; Desde Mi Óptica :UN BINOMIO DE LUJO; por Rafael Chavez Montaño
UN BINOMIO DE LUJO
ENSENADA.- El grito fue ensordecedor, si cincuenta mil espectadores en un lleno de bandera, según cuentan los más furibundos aficionados que lo mismo apretaban, que aplaudían al solo verlo pisar la arena en una de las plazas más importantes del mundo, una de las pocas plazas del mundo que da y quita como se dice en el argot taurino
la expectación que su nombre levanto no tenia parangón en la memoria reciente del aficionado de nuevo cuño, pero a las cuatro de la tarde estaba ahí frente a la multitud ansiosa de conocerlo de ver y evaluar ese arte que toda la vieja Europa hablaba.
Era Pablo Hermoso de Mendoza un rejoneador de clase excepcional según relataba la crónica taurina de Portugal de España Francia era tal la expectativa que para mi taurino de afición de siempre era solo comparable con la que causaron la máxima revolución de la tauromaquia moderna de Manuel Benítez el «Cordovés» de los años sesentas o el niño de camas Francisco “Paco” Camino cuyos mano a mano con Manolo Martínez se tuvieron en los 70 en España lo mismo que en México verdaderos creando una verdadera división en la afición a la fiesta brava ya que estos fenómenos taurinos españoles vinieron y acrecentaron la baraja taurina mexicana conjuntando carteles de tronío como escriben los doctos de tauromaquia como don José «Pepe» Alameda o el maestro Giraldes y últimamente Heriberto Murrieta.
Pero volvamos a esa tarde donde el navarro Pablo Hermoso de Mendoza se presentaba en la plaza México salía abriendo plaza en el caballo más famoso del mundo taurino «Cagancho» un caballo cuatro albo, las cuatro extremidades eran blancas y de pelo negro, de raza lusitana, caballo de verdad impresionante la crin le brillaba al reflejo del sol y mas esa tarde donde de entrada le robo el corazón al pueblo de México, fue un amor a primera vista desde que hizo su aparición y ya al pisar la arena de la plaza México y presentarse oficialmente aquello era inenarrable la afición se emociono al máximo acrecentando la expectativa en todo México por verlo Tijuana, Monterrey, Guadalajara, León y Querétaro las mejores plazas de la república que se lo peleaban, las colas en las taquillas para ver al binomio de Pablo y «Cagancho» eran enormes y los llenos se repetían a lo largo y ancho de la república
Un caballo grande y fuerte que retaba a los toros al mandato de las rodillas de su jinete puesto que las manos las usaba lo mismo para poner los garapullos cortos, que para ejecutar el teléfono suerte que erizaba la piel de los asistentes esa tarde una tarde donde las dianas se escucharon y la peticiones de orejas poblaron los tendidos de pañuelos blancos CAGANCHO el caballo más querido por por la afición taurina mexicana.